Desde pequeños nos enseñan a soñar, hasta que
llegamos a la "madurez" donde se nos está prohibido luchar por
nuestros sueños. Poco queda ya de aquel chaval que quiso ser astronauta o de
aquel otro que pensó que podría ser artista. Nada de buscar el amor; para eso
no hay tiempo. Pero no lo hay para nada. Desde que éramos unos críos vivimos
leyendo cuentos e imaginando mundos fantásticos que llegados a una edad debemos
olvidar. Se nos exige centrarnos en "no perder el tiempo" y en
"ser útiles". Si de verdad todo lo que soñamos, todo lo que queremos
de la vida son solo espejismos y fantasías infantiles: prefiero no crecer. Pero
como eso no puede ser, que me llamen loca. Yo voy a luchar para que llega un
día en el que me sienta orgullosa de no haberme fallado a mí misma, por no
seguir una corriente que solo arrastra a los que se dejan llevar; por seguir
soñando como el primer día y poder seguir haciéndolo hasta el último...
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