domingo, 15 de septiembre de 2013

Antimusa

Te descubría recitando versos que componías en tus noches de soledad e inspiración; me dejaba llevar por aquellas palabras que pronunciabas de forma tan sugerente y no podía evitar imaginarme siendo tu musa. 
Llegaría para recoger cada lamento, para curar cada herida, para hacerte sonreír aunque solo fuera un instante. Tus ojos gritan tu tristeza y yo siento que me derrumbo. Demasiado sensibles en un mundo tan cruel. 

Escucho cada palabra; logro sentir tus latidos. Sé que no soy tu musa, yo soy más de tener que encontrar la mía y crear. Vuelven a mi cabeza esos pensamientos; te habría dejado recorrer mi espalda a besos. Habría devorado cada centímetro de tu cuello. Nos habríamos estremecido con cada abrazo; me apretarías contra tu pecho para hacerme sentir mejor, y sé que estás tan roto como yo. Te regalaría historias de mundos increíbles si me dejaras, pintaría un nuevo mundo...

Una vez más me dejo llevar, nunca quise atarme al suelo ni que me ataran; volar era demasiado bonito. Sé de sobra que caer era el precio a pagar. Y quizá caerme de tu sonrisa era mi pesadilla, pero ahora soñaba en tu mirada y no necesitaba nada más. Si me dejaras dormir acurrucada en tu pecho, te prestaría mis alas como almohada; mis plumas quieren acariciarte. 

Seguía soñando... pensando que besarte era el paraíso; que tú podías hacerme tan libre como yo a ti. 



martes, 3 de septiembre de 2013

Castillos en el aire

Volví a crear esos castillos en el aire,
hechos de arena que se llevó el viento.
Una vez más volvieron a derribarse, 
dejando cenizas y plumas en sus ruinas. 

Contemplé su caída en silencio,
mientras yo también me deshacía.
Tratando de contener las lágrimas
como queriendo ocultarlo sin éxito. 

Y me quedé tumbada en el asfalto,
tratando de luchar por respirar;
ahogándome con mi lluvia interna,
con los incendios apagados...

Volvieron a mi mente palabras disecadas
y gestos que se habían congelado.
El hielo se convirtió en fuego
o al revés; ya no sé...

Que siempre es menos de lo que se espera
y esta vez no iba a ser menos, claro.
Lo comprendí tarde o quizá debía ser así;
mi caída era mi maestro y yo debía aprender.