Le esperé aquel día. Sí, con aquella camiseta que tanto le
gusta. Puse algo de música y me tumbé en el sofá. Hacía demasiado calor así que
abrí una ventana. Aún era temprano.
De repente, llamaron a la puerta. Era él; le gustaba
pillarme de improviso. No pude evitar sonreír al verle allí todo despeinado y
cansado por la carrera que se había pegado hasta mi casa. Le sorprendí ahora yo
con un abrazo antes de que recuperara el aliento; al darse cuenta, me estrechó
entre sus brazos y me levantó un poco del suelo ( aunque eso también lo consigue
sin tocarme...). Le invité a pasar con un gesto y me sonrió.
Hablamos un poco de todo y de nada. Su mirada... ay, que
pierdo la cabeza por esos ojos y más si me miran fijamente. Pero yo ya no podía
más, y aproveché un momento de silencio para aparecer sentada en sus rodillas
mirándole a los ojos para bajar la mirada a sus labios, esos que tanto me
gustan y más si dicen mi nombre. Me miró como agradeciendo que hubiera hecho
eso y me besó. Me levantó por los muslos abrazada a su cuello y desaparecimos.
No teníamos prisa, que la magia surgiera y lo demás ya lo improvisaríamos...
Va, a quién pretendo engañar. Me quedé allí sola,
cantando aquella vieja canción. No iba a venir y tampoco habíamos quedado. Me
falta valor y sobre todo para decirle que... "Su piel, que me corro si me
roza su piel, ay ay..."
"¿Fumas?"
ResponderEliminar¿Que tendrá esa canción....?
;)
"Pero solo no me sienta muy bien"
EliminarNo sé, pero joder... ;)
XD, me sorprende la forma de soñar que tienes, y la forma de volver a despertar...
ResponderEliminarYa; vuelo demasiado alto y caigo solita, sin que nadie me diga nada...
Eliminar