sábado, 28 de junio de 2014

Fúmame

Amanece y ¿qué tenemos, qué nos queda? ¿Acaso la ilusión de un nuevo día cargado de felicidad? ¿La falsa promesa de que será un buen día? ¿La estúpida ilusión de que no será igual que todos los demás? Sí... eso es lo que tenemos, un puto espejismo, una imagen que al contacto con la yema de los dedos desaparece como el humo de un maldito cigarrillo. ¿Acaso nuestras manos sujetan ya ese maldito cigarrillo? No... nos quema en las manos, nos arde. Sabemos que las promesas son mentira, tenemos la certeza de que el gris que tiñe nuestros días terminará por convertirnos en esa mierda de la que huimos. Y entonces nos plantamos, decimos que no será así, que eso nunca sucederá como los malditos ingenuos que somos. Bendito nuestro empeño por huir de la rutina, por huir del miedo, del amor, de nosotros mismos; ¿y de qué nos sirve?, ¿de qué cojones nos vale? Nos pasamos media vida huyendo de nuestros pensamientos como unos jodidos locos. Y así es: estamos locos, tan locos que creemos que es necesario luchar contra nuestra propia locura. Como si estar cuerdos fuera una maldita opción, como si al cerrar los ojos nuestros problemas no nos ahogaran con sus manos hasta dejarnos sin aire. ¿Y lo peor? la mitad de esos problemas no son más que nuestras ansias de escapar de esa rutina que empieza ya a teñirnos del tan odiado y temido gris. Sí, es así, nos fabricamos la mitad de nuestros problemas como si nos encantara el dolor porque es lo único que consigue arrancarnos de los brazos de esa sensación de mierda que nos envuelve día a día. ¿Y acaso así nos sentimos mejor? No... simplemente nos sirve de placebo para que nos autoconvenzamos de que todos nuestros días no son iguales en lugar de intentar hacer algo nuevo, en lugar de abrir los ojos y darnos cuenta de que ya somos tan grises que nos odiamos. Nos odiamos sí, por no haber podido escapar, por habernos conformado con lo que era más fácil, por haber sido tan hipócritas de callar esa voz que venía de dentro y nos decía "esto no es lo que realmente quieres". ¿Y ahora qué? Supongo que me acabaré consumiendo como un puto cigarrillo.


2 comentarios:

  1. Genial, has llegado a una conclusión a la cual llegué hace un tiempo, pero recaigo en esa idea más de lo que me gustaría, por lo que pienso que será bastante acertada... pero me encanta la forma en que lo expresas, y la ironía que empleas con la imagen, además ese color gris... ese día neutro y repetitivo que nos mata poco a poco... creo que casi todos lo hemos vivido, y yo ha habido días que hasta he visto ese color en el día como tal.
    En resumen genial, tan triste como cierto..

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    1. Muchas gracias, y sí, yo también he visto literalmente días de color gris, de todos los tonos de gris, como si se quisiera reír de mí ese color volviéndome loca.

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