Amanece y ¿qué tenemos, qué
nos queda? ¿Acaso la ilusión de un nuevo día cargado de felicidad? ¿La falsa
promesa de que será un buen día? ¿La estúpida ilusión de que no será igual que
todos los demás? Sí... eso es lo que tenemos, un puto espejismo, una imagen que
al contacto con la yema de los dedos desaparece como el humo de un maldito
cigarrillo. ¿Acaso nuestras manos sujetan ya ese maldito cigarrillo? No... nos
quema en las manos, nos arde. Sabemos que las promesas son mentira, tenemos la
certeza de que el gris que tiñe nuestros días terminará por convertirnos en esa
mierda de la que huimos. Y entonces nos plantamos, decimos que no será así, que
eso nunca sucederá como los malditos ingenuos que somos. Bendito nuestro empeño
por huir de la rutina, por huir del miedo, del amor, de nosotros mismos; ¿y de
qué nos sirve?, ¿de qué cojones nos vale? Nos pasamos media vida huyendo de
nuestros pensamientos como unos jodidos locos. Y así es: estamos locos, tan
locos que creemos que es necesario luchar contra nuestra propia locura. Como si
estar cuerdos fuera una maldita opción, como si al cerrar los ojos nuestros
problemas no nos ahogaran con sus manos hasta dejarnos sin aire. ¿Y lo peor? la
mitad de esos problemas no son más que nuestras ansias de escapar de esa rutina
que empieza ya a teñirnos del tan odiado y temido gris. Sí, es así, nos
fabricamos la mitad de nuestros problemas como si nos encantara el dolor porque
es lo único que consigue arrancarnos de los brazos de esa sensación de mierda
que nos envuelve día a día. ¿Y acaso así nos sentimos mejor? No... simplemente
nos sirve de placebo para que nos autoconvenzamos de que todos nuestros días no
son iguales en lugar de intentar hacer algo nuevo, en lugar de abrir los ojos y
darnos cuenta de que ya somos tan grises que nos odiamos. Nos odiamos sí, por
no haber podido escapar, por habernos conformado con lo que era más fácil, por
haber sido tan hipócritas de callar esa voz que venía de dentro y nos decía
"esto no es lo que realmente quieres". ¿Y ahora qué? Supongo que me
acabaré consumiendo como un puto cigarrillo.
Genial, has llegado a una conclusión a la cual llegué hace un tiempo, pero recaigo en esa idea más de lo que me gustaría, por lo que pienso que será bastante acertada... pero me encanta la forma en que lo expresas, y la ironía que empleas con la imagen, además ese color gris... ese día neutro y repetitivo que nos mata poco a poco... creo que casi todos lo hemos vivido, y yo ha habido días que hasta he visto ese color en el día como tal.
ResponderEliminarEn resumen genial, tan triste como cierto..
Muchas gracias, y sí, yo también he visto literalmente días de color gris, de todos los tonos de gris, como si se quisiera reír de mí ese color volviéndome loca.
Eliminar