Seguí creyéndome lo falso de tus palabras y sonriendo
cada vez que te dignabas a tirarme algún hueso ya roído para que me
entretuviera un rato. Joder, y llegué a amar esos momentos con toda mi alma.
Necesitaba que me dieras esas limosnas de amor que me hacían cada vez más
dependiente de tus palabras; te convertiste en la droga más peligrosa y lo peor
es que cuanto más lejos te siento, más te necesito…
Te plagiaría, como sincero halago.
ResponderEliminarGracias, supongo jajajaja
EliminarUn abrazo ;)